La Hidroterapia, arma Magna de la Medicina

agosto 15, 2020 0 Por Naturam

Después de expuestos los efectos que subsiguen a las aplicaciones hidroterápicas, ya no puede extrañar que la apellidamos el arma magna de la medicina. Y esto es fácilmente concebible para todo aquel que piense sin prejuicios.

Toda enfermedad de un órgano cualquiera, supone en último término, un proceso inflamatorio en progresión o regresión (agudo) o estabilizado (crónico), caracterizado por alteraciones circulatorias (congestión activa o pasiva), acumulo de detritus y defectos de enervación, como tantas veces llevamos dicho; pudiendo ser cualquiera de estos factores, causa inmediata o efecto. Generalmente concurren  todos.

Pues bien: Que medio se puede poner en manos del naturópata que al mismo tiempo que modifique las condiciones circulatorias alteradas, arrastre los detritus patológicos, aumente las combustiones en el foco enfermo, y restablezca las corrientes nerviosas inhibidas o interrumpidas?. Solamente la hidroterapia puede operar el milagro de esta síntesis vital. Y lo hace dulcemente; no con el latigazo brusco con que obran las drogas (siempre incompletas en sus efectos). Lo hace con una perfecta síntesis biológica.

La hidroterapia llama a la sangre. La sangre arrastra los detritus y aporta oxígeno. La descongestión y limpieza del órgano enfermo permite la libre circulación del fluido nervioso, simpáticamente llamado también por los efectos electromagnéticos del agua fría. No conocemos droga alguna que realice esta acción de conjunto, de armonía biológica.

Este es el secreto de tantas curaciones realizadas por la hidroterapia, después de haberse resistido a la acción de los medicamentos más indicados y a la perspicacia de los médicos más eminentes. Este es el secreto de que un Kuhne, un Kneipp o un Priessnitz hayan podido desbancar a significadas autoridades de la medicina alopática. Este es el secreto por el que, un enfermo de jaquecas (y no citamos sino hechos escogidos entre mil,   de nuestra práctica), haya podido curarse paseando con los pies desnudos por el agua fría, y una enferma diagnosticada de cáncer de matriz en estado desesperado, haya podido curarse totalmente con baños de asiento fríos, y un sujeto que padecía insomnio haya modificado su molestia con unos esponjazos fríos y un bronquítico haya hecho desaparecer su tos y sus fatigas con envolturas frías al tronco, etc.

Creemos pues, con sobrada razón, que la hidroterapia no tiene sustitutivo en recta medicina. No existe droga cuya particular acción no pueda ser ejercida por alguna aplicación hidroterápica con la ventaja, por parte de esta, de no ser tóxica, ni excitante, ni parcial. La aplicación hidroterápica oportunamente prescrita, realiza todo cuanto puede ser más favorable al proceso de la enfermedad, y no olvida mover hasta el mes insignificante de los resortes vitales que pueda contribuir al restablecimiento de la normalidad.