Algunos consejos para las aplicaciones del agua
1 – No debe aplicarse agua fría a un enfermo con frío o extremidades frías. Por excepción se puede permitir en estos casos, la fricción fría general, rápida y enérgica, con tela áspera, seguida de buen abrigo, y aun las bolsas calientes, en enfermos cuya temperatura (por enfermedad febril, grave generalmente) haya bajado por debajo de los 36 grados.
2 – No debe aplicarse, en general, agua caliente a un enfermo febril.
Hace falta irradiarle el exceso de calor por medio de aplicaciones frías.
3 – Para que toda aplicación fría resulte útil, hay que almacenar calor previamente (preacción) y conseguir después la reacción, bien sea por abrigo, ejercicio o calor externo.
4 – En los muy débiles, conviene emplear, en principio, agua caliente, sobre todo si no hay fiebre.
5 – Bébase poca o ninguna agua en las comidas pero, es recomendable, beber en ayunas y aun a media tarde.
6 – No debe privarse de beber agua fresca a un enfermo febril.
7 – Toda persona debe bañarse o lavarse todo el cuerpo, diariamente, con agua más o menos fresca, estando sano.
No está de más que, como colofón a estos consejos, prevengamos a naturópatas y profanos contra el radicalismo hidroterápico preconizado por algunos empíricos (y no por cierto Kneipp, que siempre fue ponderado y justo),
pues como muy bien dice el doctor Aguado Escribano: “La hidroterapia ruda y enérgica preconizada por ellos, propugnadores geniales del agua como agente
terapéutico, no puede ser aplicada con los mismos rigores de técnica con que lo fueron por dichos Terapeutas, por la sencilla razón de que el material clínico de entonces, estaba constituido por enfermos pertenecientes a una generación más pletórica y fuerte que la actual, de tipo predominantemente sanguíneo, y nosotros los Terapeutas actuales operamos con material de inferior calidad o sea con enfermos de la generación presente, en general menos fuerte y pletórica, más endeble y gastada por la actividad abrumadora de la vida moderna, en la que predomina el temperamento nervioso o francamente el tipo neurópata.
En nuestro país, estas diferencias se hacen más radicales y profundas cuando consideramos las distintas idiosincrasias de las razas germanas, a las que pertenecieron los más salientes Terapeutas empíricos (Priessnitz, Neuens, Kuhne, Kneipp), y las de las razas latinas o meridionales a que pertenecemos nosotros, y por lo tanto obligados a operar con un personal clínico de distinta organización fisiológica y temperamental.
De aquí que, toda aplicación de agua, como de sol, de aire o de ejercicio físico, con un fin terapéutico, de mejores resultados con aplicaciones moderadamente graduadas y teniendo en cuenta la acción de contraste sobre zonas anatómicas y territorios fisiológicos distintos, así como de agentes opuestos simultáneamente (frío y calor, reposo y movimiento), es decir, teniendo en cuenta las leyes de polaridad y de ritmo, que cuando empleamos los agentes naturales de un modo general y arbitrario”.
Así por ejemplo, un paseo hidroterápico con los pies desnudos por el agua fría, a lo Kneipp, se tolera muy bien si el cuerpo va bien abrigado. Una aplicación fría en el tórax se soporta mucho mejor con los pies metidos en agua caliente, etc.
Expuestos los principios generales en que se basa la Hidroterapia, pasemos a estudiar las distintas aplicaciones generales y locales, así como sus oportunas indicaciones, procurando adaptarlas a la práctica casera, con el objeto de que puedan ser adoptadas fácilmente en cualquier hogar, por muy modestos medios con que se cuente.